domingo, 29 de agosto de 2010

OCASO FUGAZ


Había sido breve en sus palabras, habían sido unos cuantos pasos marcados por el olor de los libros y un café imaginario, había tratado de ser minimalista al obsequiar cada detalle que se encarga de borrar el silencio que aullaba hasta el día de ayer. Habían sido las mejillas sonrojadas al confundir su belleza con un manual para aprender a dibujar dragones, había sido todo y también era nada. Había sido yo y había sido el automóvil invisible que deseé manejar para conducirlo a no se donde, cuando tomó el bus que lo llevaría a su verdadero designio austero.

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